Cumpleaños del cole: emoción, alegría, sorpresa y amor

El otro día comía con mi marido, y en la mesa de al lado hablaban dos mamás.
Dos mamás de hijos escolares, con vidas sociales más ajetreadas que las nuestras.

Me identifiqué mucho con ellas.
Nuestras salidas de dos y paseos de la mano se han revuelto, se han revolucionado y ahora molan más.

Ahora no paseamos de la mano, paseamos cogidos a otras manos, y no somos dos, somos siete.
Nos gusta, a pesar que nuestros momentos de dos son más escasos, los buscamos cuando los niños duermen, juegan con tranquilidad o se están columpiando en un columpio.
Ya no salimos al cine, teatro, ni a planes ocasionales de dos, ahora nos gusta más un parque, una salida de patines, una excursión o un museo kidsfriendly.
A esto sumamos las continuas idas y venidas de "hoy tengo un cumple", "¿puedo ir a casa de?", "¿se puede venir a casa?"... Sí, son planes también muy molones.
Hablaban estas dos mamás de la cantidad de cumples que tienen sus niños, sí de cumples... Y yo pensaba "¡pero si ahora tienen menos porque existen los cumpleaños comunes!". Pero su queja diálogo no era por eso, era por los detalles de los cumpleaños, si ahora tengo que comprar un regalo, si ahora hay regalo común, y ya salió el tema, "¿pero, cuánto ponéis para el regalo?". Y la conversación dio giro, y se convirtió en no importa cuánto sino "¿pero pagamos la fiesta o hacemos un regalo común?" (hablaban entre ellas y yo escuchaba a escondidas)
Jo, pensé, es verdad... ¡¡Qué triste!!

Recuerdo cuando de pequeña iba a los cumples de mis amigos, iba con mi mejor vestido, mi sonrisa emocionada y mi regalo envuelto lleno de sorpresa. Sí, el cumpleañero se encontraba con un montón de regalos, la envidia de cualquier niño.
Los padres hemos querido cortar con esa disparidad de regalos, centrarnos en pasar un rato muy agradable con los amiguitos, una fiesta divertida, conocer a los padres, y hemos optado por hacer un regalo común, para evitar esa masificación materialista, facilitar a los padres la tarea, y economizar con tanto acto social.

Después de esta comida con mi marido donde mi conversación estuvo más centrada en estas mamás que en mi marido, y ¡¡pido perdón!!, cuando fui a buscar a los niños, casualidad de la vida, una mamá primeriza en este tema me preguntaba, ¿cómo funciona el regalo común? Yo le contaba que el regalo común es que todos los niños aportan una cantidad y con ese dinero se hace un regalo al niño, lo compran los papás del cumpleañero y así es un regalo que emociona al cumpleañero, no se encuentra con una montaña de presentes y los otros papás nos despreocupamos. Esta mamá me dijo "pero si ponemos X euros, ¿se le hace un regalo de 120 euros? Me parece una pasada para un niño de 4 años". Sí, los papás que preparan la fiesta son lo que dicen esto, yo no sé más, eso depende de cada fiesta.

Y entonces surgen las preguntas...
¿Pagamos la fiesta? ¿Pagamos un regalo común?

Sí, ya sé que esto es cuestión de cada mente, y respeto lo que cada uno decida, fiesta individual, fiesta común, dos niños, tres, cuatro, todos los trimestrales, sin fiesta... Fiesta tematizada, en casa, en el parque de bolas, en la bolera, en el jardín, en el cole...

Sólo pido pensar en el niño, su día de celebración con sus amigos, su ilusión, su emoción, da igual dónde sea, qué más da los regalos, el niño quiere celebrarlo con sus amigos, y después de unos años no se acordará qué le regalaron sino cómo fue aquella fiesta.

Sé que es fácil poner una cantidad determinada en un chat y decir "si es un cumple de un niño X dinero, si son dos X+2 euros, sin son tres X+4... ¿En serio?

¿Y la emoción, la alegría, el compañerismo cuánto cuesta?

Los niños no necesitan eso, necesitan a sus amigos ese día, esos amigos que no entienden de dinero, que son nuevos en la vida y necesitan que unos expertos cercanos les enseñemos con nuestro ejemplo el valor de las cosas, ¿cuánto vale una fiesta? 10 de emoción, 20 de alegría, 50 de sorpresa e infinito de amor.


Con mucho amor y respeto, una servidora madre de escolares en edades de cumpleaños comunes, grupales e individuales.

PD: Gracias mamás vecinas de comidas románticas que me hicistéis escribir este post, ojalá os conociera y os pudiera decir "aquí tenéis mi pensamiento".
Marido, prometo en la próxima comida, una mesa aislada y no irme a otras conversaciones.