Madrid de los Austrias

"Papá, mamá... ¿Por qué hay tanta gente que no habla como nosotros en Madrid?" Preguntó uno de nuestros peques.
Madrid es una ciudad llena de encanto, con infinidad de rincones e historias para descubrir,
escondidas incluso a los propios madrileños.
¿Y qué mejor forma de hacerlo que hacerse pasar por forastero?

Nuestra ruta comienza en los orígenes de la ciudad: la Cuesta de la Vega.
Aquí estaba la entrada en la muralla de la ciudad llamada Majerit que construyeron los árabes.
Desde aquí nos dirigimos a la iglesia de San Francisco el Grande,
conocida por tener la cuarta cúpula más grande de las iglesias cristianas.
(En la imagen la Catedral de la Almudena con la Cuesta de la Vega
donde se encontraría la entrada de la ciudad)

Muy cerca descubrimos el monumento a la violetera,
que despertó curiosidad por los caramelos típicos de color violeta.
Es genial ver cómo los niños leen los rótulos explicativos
y luego vienen a contarlo a los más pequeños.

Desde aquí fuimos conociendo la historia de dos grandes santos madrileños:
San Isidro y Santa María de la Cabeza.
Fue un matrimonio ejemplar
y por eso nos pusimos en camino al palacio de los Vargas, donde viviera el santo.
En sus pies se yergue la bonita iglesia de San Andrés.

Y en su plaza disfrutamos del picnic, mientras disfrutábamos de las bonitas fachadas que la rodean. Hace unos años se arreglaron multitud de fachadas en la capital y hoy en día exhiben su belleza.

Unas les recordaban a cierta tienda de mobiliario...

Otras engañaban a la vista desde lejos (fijaos bien en la imagen de arriba).

Algunas tienen unas terrazas entrañables que recuerdan otra época...

Y descubrir que bajo sus terrazas había azulejos, ¡que eso no sólo se veía en Lisboa!

Desde allí nos pusimos camino a la plaza de la Paja.
Todo este barrio está repleto de callejuelas que recuerdan los antiguos oficios
o a lo que se dedicaban los lugares hace muchos años.
En una de las calles que salen de la plaza se ve el edificio construido más viejo de Madrid:
San Pedro el Viejo.
Ahí aprendimos cómo en otra época las ventanas y las puertas tenían forma de herradura y,
posteriormente se hacían con arcos de medio punto.
Así podíamos distinguir la parte más antigua de los edificios.

Paseamos por sus calles aledañas y nos encontramos con otro récord:
El establecimiento hostelero más antiguo del mundo, Casa Botín.
Ahí pudimos ver unas maquetas que representaban el restaurante hace muchos años,
donde conservan un horno tradicional espectacular que todavía se usa.

Y cómo no... ¿En qué ciudad no hay un Casa Paco? 

Desde allí, nuestra ruta nos lleva a nuestra querida Plaza Mayor,
que este año celebra su IV Centenario. 

¡Y parada para tomar unos ricos churritos y reponer fuerzas!
¡ Pero con ganas de seguir caminando y descubriendo historias!

Una de las calles que parten de la Plaza Mayor nos Lleva al Palacio de la Santa Cruz.
Mandado construir por Felipe IV, albergó la cárcel de la ciudad.
Hoy en día es una de las sedes del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Desde aquí nos ponemos en camino hacia la Plaza de la Villa,
pero a mitad nos topamos con este precioso mercado:
El Mercado de San Miguel.
Es un bonito mercado reformado donde podemos tomar unas estupendas tapas y dulces. 

Y como nos pasa por donde vamos... siempre haciendo amigos.

Desde allí nos dirigimos a la Plaza de la Villa,
rodeado de tres edificios con bonitas puertas:

Y... A cotillear qué hay tras las misteriosas puertas... ¡Un día se llevan un susto!

Como ya habíamos aprendido,
identificamos el edificio más antiguo de la plaza por su puerta...

Desde aquí nos dirigimos a una antigua y bonita iglesia cercana:
San Nicolás de Bari.
Con una antigua torre, aquí está enterrado uno de los más notables arquitectos de la Corte:
Juan de Herrera.

Aquí se planteó un gran dilema...
¿Entonces el Monasterio del Escorial se construyó en la misma época?
Porque todos los edificios se parecen un poco.
¡Es increíble cómo los niños se percatan de los detalles!

Y desde aquí ya se vuelve a ver uno de nuestros rincones favoritos de la ciudad:
La Plaza de Oriente.
Allí descubrimos que esta escultura rampante fue la primera en hacerse así en bronce.
Y que para ello hubo que pedir ayuda a un gran científico de la época: Copérnico.

Y celebramos que hemos llegado a nuestro punto y final,
al imponente Palacio Real y a la Catedral de la Almudena

Una vez más, ha sido maravilloso ser turistas de nuestra ciudad,
conocer nuestra propia tierra.
Ir a la Oficina de Atención Turística y preguntar,
pedir un mapa y descubrir rincones increíbles.
Un juego fantástico con niños donde aprenderás con la mirada de un pequeño.

Cansados pero muy satisfechos, nos despedimos de nuestra ciudad,
habiendo disfrutado de sus monumentos, de su historia y de sus habitantes.
Encantados de haber podido compartir nuestro #MomentosPompas con grandes amigos.

¡De Madrid al Cielo!