Nos hemos escapado a Fátima.
Hace 100 años, en 1917, la Virgen se apareció,
a tres pastorcitos la Virgen habló.
Y como aquellos niños así hemos vuelto a ver a la Virgen.
No es la primera vez que venimos,
los niños lo recuerdan con cariño
e intentamos volver cuando podemos.
Es una escapada fácil y rápida.
Hace unos días alguien nos decía
"hay gente que se va de ruta por festivales,
vosotros hacéis ruta de Santuarios".
Nos encantó, porque es verdad,
nos encanta conocer rincones espirituales,
lugares de oración y paz,
santuarios donde nos encontramos con María y con Jesús.
Y estar allí, y coincidir con peregrinos,
todos peregrinamos de diferentes maneras:
solos, en pareja, en familia, con amigos;
en coche, caminando, en bici, en moto, en autobús;
pero todos llegando al mismo lugar,
a manos de María.
Nuestro encuentro estuvo lleno de agua,
la lluvia son bendiciones, y así nos mojamos con gracia.
Nuestra peregrinación no fue sólo en familia,
sino con amigos, en coche,
llenos de cariño y oración comunitaria.
Nuestro plan de día en Fátima fue también ir a Nazaré.
En Nazaré veraneaban los bisabuelos,
los abuelos de mamá,
todos los veranos venían y mamá vino alguno.
Mirar arriba y sentir que se abren las puertas de la habitación
y ver a los bisabuelos asomarse,
recuerdos de infancia que vivimos con nuestros niños.
Caminar por su paseo, disfrutar de la playa, tomar un helado,
no poder bañarte del fresquito, pero disfrutar de las olas,
Nazaré tiene las olas más grandes del mundo.
Parar en un puesto de berlinas, de bolas,
querer probar todas y disfrutar viendo cómo las hacen.
Subir al faro, a mirar el mar,
encontrarte con vistas geniales,
exposiciones de tablas de surf y gaviotas con arte,
subir escaleras, asomarte, mirar y disfrutar.
Subir al faro, un momento irrepetible,
ya cuesta mucho entrar a los faros,
pero aquí, aún se puede.
Hemos vuelto a la infancia de mamá,
hemos vuelto a ver a la Virgen,
hemos vuelto a disfrutar del mar,
hemos vuelto a Portugal...
¡¡Volveremos!!
¡Nos encanta Portugal!
