Lac de Serre Poncon (Francia)

El Lac de Serre Poncon. 
Está ubicado cercano a Briancon, cerca del Parque Nacional de la Barre des Ecrins.

Tras tantas experiencias enriquecedoras y lugares maravillosos,
dejamos la Provenza y camino por carreteras de cuento hacia los Altos Alpes.
Elegimos hacer carretera más que autopista
porque te da más libertad y te puedes dejar llevar por la magia del lugar. 

Y con mucha ilusión y con unas ganas locas de bañarnos en sus aguas cristalinas
nos instalamos a orillas del lago.
Los niños se lo pasaron genial eligiendo ubicación
y poniéndose de acuerdo para ver cómo y dónde poníamos el "bubús".

Tras una tarde de baños, juegos en el agua y hacernos un homenaje gastronómico en ruta,
disfrutamos de ratos de lectura, de juegos de mesa, de disfrutar mirando el paisaje...
Y todo con la mayor de la tranquilidad. Sin horarios.

Y el gran descubrimiento: la ciudad de los caracoles. 
Es sorprendente el juego que pueden dar unos cuantos caracoles, palos y piedras.
Se pasaron horas los cinco jugando a construir una ciudad para caracoles,
jugar con ellos, darles de comer.

Coger piedras de colores, hacer dibujos pintando con agua, tirar barquitos de palos al agua...

"Vaya, vaya, aquí no hay playa..."
¡Pero hay un lago que tiene de todo!

A parte de los chapuzones,
es un lugar excepcional para practicar todo tipo de deportes naúticos, parapente,
vías ferratas, ciclismo, senderismos
y hasta hay un hidroavión en el que puedes dar una vuelta por los alrededores.

Decidimos descansar.
Vivir con calma.
Disfrutar de conversaciones relajadas con los hijos,
de dedicarles ese tiempo tan maravilloso que a veces la vida no nos deja regalarles.
Descubrir que son grandes personas en un cuerpo pequeño,
que son un tesoro en vasijas de barro.
Que les queremos con locura.

Disfrutar de esos momentos que hacen que se pare el tiempo.
Que hacen que cada día deseemos más compartir el resto de nuestros días el uno con el otro,
que soñemos con envejecer juntos...

Entre risas con sus hermanos,
María cogió la cámara e inmortalizó estas dos fotos de "novios" como dice ella.
Es alucinante cómo con siete añitos fue capaz de captar que este momento era importantísimo,
como nos dijo ella después.

En este sitio se está de maravilla.
Se ha convertido en nuestro pequeño spa, por lo que decidimos quedarnos un poco más de tiempo.
Es lo bueno de viajar así, no tienes que atarte al horario
y destino de los hoteles de un viaje programado.
¡Y los caracoles se han ido de la ciudad!

Es increíble lo que un niño puede disfrutar con unas piedras.
El tiempo se pasa volando, la creatividad fluye y todos disfrutamos juntos.

Y dando gracias a Dios por la naturaleza que nos ha acogido,
por nuestro spa y zona de juegos.

¡Estos días han sido maravillosos!
Porque ¡las "PRISAS" si les quitas la primera letra son mejores!
¡Viva la Slow life!